‘Inclusionwashing’: contra la inclusión de cara a la galería

No es una broma: hay gente que basa su estrategia de comunicación en mostrar que hace el bien…, aunque no le importe en absoluto.

Vivimos en una época de sobreexposición en las redes sociales, de un exceso de comunicación, que nos obliga a comunicar permanentemente todo para destacar. En el ámbito empresarial, con una gran competencia, la necesidad de comunicación es más necesaria todavía. 

¿Qué es el 'inclusionwashing'?

Cuando hablamos de contar nuestras bondades como empresa, muchas organizaciones no dudan en mostrar una cara que realmente no poseen, sobre todo cuando se refiere a responsabilidad social corporativa. La RSC vende, pero ¿a qué precio?

Un elemento polémico ha salpicado la conciencia ambiental corporativa. El greenwashing, también conocido como ecoblanqueo o lavado verde, es una práctica engañosa en la que empresas o productos se promocionan como respetuosos con el medio ambiente, cuando en realidad no lo son o lo son en menor medida de lo que se afirma. 

Pues algo similar sucede con la inclusión, el que podría llamarse inclusionwashing, o inclublanqueo o lavado inclusivo, sería una práctica orientada a hacer ver que se apuesta por la integración social y laboral de las personas con discapacidad. Pero realmente no es sincera, sino que se trata de una campaña de imagen o, cuanto menos, para solamente cumplir la legislación. No todo vale.

Este postureo empresarial se suele dar por dos razones. En primer lugar, porque hay una legislación en materia de inclusión que hay que cumplir si no se quiere recibir una sanción de la Administración competente. Solo por eso, muchas empresas apuestan hacer y mostrar, sobre todo mostrar, que son realmente inclusivas y solidarias. 

Y en segundo, porque siempre queda bien ante la sociedad y, más importante, ante potenciales clientes, hacer ver que gran parte del esfuerzo de la organización se destina a fines éticos. Existen casos realmente impactantes, de compañías que, por un lado, muestran un lado ético y, por otro, incumplen, por ejemplo, la legislación laboral. Por fortuna no son mayoría.

'Inclusionwashing' en las redes sociales

Redes sociales corporativas, especialmente LinkedIn, son un territorio abonado a este tipo de prácticas. No obstante, en algunas organizaciones, una vez que se rasca, aparece la verdadera capa: la inclusión realmente no importa a la organización, salvo de puertas para fuera. Ya decía Winston Churchill que se podía engañar a algunos todo el rato o a todos en algún momento, pero no a todos durante todo el tiempo…

SIFU ejemplifica todo lo contrario. En las redes sociales solo muestra una pequeña de sus acciones en favor de la inclusión, por una simple cuestión de volumen: lleva más de treinta años dedicándose de forma integral a la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad y en riesgo de exclusión social. 

Cuando tu estrategia se basa en devolver a la sociedad lo que ella te aporta, en hacer que aquellos que lo tienen más difícil puedan tener una vida plena personal y laboralmente, no hay límite en los proyectos y, por tanto, en su comunicación a la sociedad. Porque no se trata de lavar conciencia, sino de actuar en consecuencia a unos valores éticos y sociales que marcan todas tus acciones. Así sí merece la pena subir cosas a redes sociales.